Del dicho al hecho… hay un cambio de “chip”


Es necesario cambiar nuestra manera de pensar. (Foto tomada de internet).

Por Rubén Darío Rodríguez López

A muchos columnistas o periodistas a veces nos reclaman por qué generalmente, cuando expresamos nuestras opiniones, causamos molestia en algunas personas o gobernantes, pero nunca hacemos nada más que criticar y no proponemos nada para cambiar las cosas que criticamos o denunciamos. Aclaro que tomar posición objetiva y escribir sobre las cosas que nos pasan, no es fácil, precisamente porque generalmente toca intereses no muy santos de las personas que nos gobiernan, que toman las decisiones y que lo único que buscamos es despertar en la gente una opinión, sin sesgos, sin intereses personales y sin recibir nada a cambio. Sin embargo, hay algunos columnistas que toman posiciones partidistas, que venden o empeñan su opinión a cambio de pauta publicitaria o de dineros corruptos que los silencian o, en el peor de los casos, se convierten en jefes de debate del personaje que los soborna.

En lo que llevo de escribir columnas de opinión (aproximadamente 6 años), cada vez que voy a escribir una nueva columna, trato de revisar las que he escrito antes, para tratar de no ser repetitivo y vaya sorpresa, cuando leo una columna del año 2012 y me doy cuenta que la puedo publicar hoy y sigue vigente. Es muy difícil entender que en nuestras regiones, no pasa nada, no cambia nada, todo sigue igual.  

Principalmente he cuestionado la falta de visión y de gestión de nuestros gobernantes para dirigir los municipios de la provincia. Cada cuatro años, hemos repetido los mismos errores al momento de elegir, nos dejamos encantar por personas que se hicieron líderes por alguna razón, como por ejemplo:  porque algún día hablaron fuerte en una reunión de servicios públicos, o porque hablaron duro sobre los impuestos (no sin antes haberse bebido un par de cervezas), o sobre el canal de riego, o sobre la cosecha, o sobre cualquier presidente de junta o sobre cualquier Concejal o sobre el Alcalde, y entonces, sale a representar a la comunidad y empieza su vertiginoso ascenso hacia el poder. Empiezan a vender la idea que ellos sí son del pueblo, que ellos si sufren lo que sufren los campesinos, que ellos si van a cambiar la "jorma" de gobernar y que gobernaran "pa los pobres". 

Así, se convierten en Concejales o peor aún en Alcaldes. Pero éstos líderes nunca se han preocupado por prepararse, por capacitarse, por estudiar, por hacerse lideres con sentido comunitario, ni mucho menos por estructurar un programa de gobierno o un plan de desarrollo que refleje la verdadera visión y priorización de lo que se debe hacer en su municipio, es decir, lo menos que les importa es saber para qué se quieren hacer elegir.

Entonces, cuando uno va a ver, pasaron cuatro o muchos más años, donde no fue posible ver un solo proyecto que supere las mínimas cuantías en esos municipios, un solo proyecto que sacara de pobre al menos a una familia del pueblo (excepto la del Concejal o la del Alcalde), no tienen la capacidad de liderar o gestionar un solo proyecto agroindustrial, un solo proyecto de vivienda, de potabilizar el agua, de reciclar la basura, de hacer un planta de tratamiento de residuos sólidos, una sola acción de regular el tránsito, ni un programa para sacar a los jóvenes del alcoholismo, de la drogadicción, ni una sola beca para los mejores estudiantes, ni una vía pavimentada, en fin; va uno a ver y pareciera que el tiempo se hubiera detenido y la única obra por mostrar es el mejoramiento de una sola casa. Pero esto sucede por pensar que para ser Concejal o Alcalde solo se necesita hablar duro y tener plata para comprar los votos ocho días antes de la elección. Sigan votando así, que así van bien.

Todo esto me ha llevado a pasar de la crítica a la acción, como lo dice el titular de la columna, "del dicho al hecho" y considero que en nuestras regiones hay que "rehacer" a los líderes, hay que formar nuevos líderes y necesitamos construir capital humano que sea capaz de generar propuestas comunitarias, innovadoras, propuestas emprendedoras, con gente joven, con gente adulta responsable, con mujeres lideresas honestas y trabajadoras, pero sobretodo, propuestas locales y regionales que pasen más allá de la visión cortoplacista e inmediatista, que sobrepasen los intereses personales, los intereses partidistas y polarizadores que tanto daño le han hecho a nuestros municipios.

Queremos formar un grupo de líderes, que tengan como principios la ética, la honestidad, el sentido comunitario, las ganas de hacer las cosas, las ganas de salir adelante, sin lamentaciones, sin pesimismo, sin espejo retrovisor, que si miramos atrás solo sea para fijarnos en nuestras equivocaciones y no cometerlas nuevamente.

Por eso, un grupo pequeño de amigos de Málaga y la provincia de García Rovira, que queremos retribuirle al desarrollo de la región de alguna manera, desde nuestros conocimientos y relaciones profesionales, y movidos solamente por el amor a nuestros pueblos, creamos la fundación "CAMBIANDO EL CHIP", cuyo único objetivo es el de llevar conocimiento y educación a las regiones apartadas de Colombia, a través de experiencias de Líderes, de emprendedores, de profesionales y consultores, de especialistas en temas de desarrollo local y regional, muchos de ellos de nuestra región y otros no, y que se desplacen hasta estos municipios para hablar con los nuevos grupos de líderes sobre el futuro y una nueva visión para nuestras regiones; buscando crear una nueva generación de liderazgo, más proactiva, más propositiva, menos corrupta, menos politiquera, pero sobre todo, con un nuevo "Chip", que les permita soñar, diseñar y construir una nueva región, un nuevo municipio, un nuevo liderazgo para nuestras próximas generaciones.

En las elecciones pasadas para Presidente, sugerí que debíamos darle una oportunidad a la gente joven que se forme en liderazgo contemporáneo, un liderazgo más participativo para ellos, más actualizado, es decir, sin darles la espalda, sin discriminarlos, al menos sin ignorarlos como ha sido hasta ahora. También los resultados de la Consulta anticorrupción en nuestra provincia de García Rovira, (22.000 votos a favor), me llenan de esperanza que esas 22.000 personas salieron a votar, sin darles un solo peso, sin darles transporte, sin tamal, ni mute y sin empresarios electorales que los coaccionaran. Eso es solo inicio de un proceso que no tiene reversa, un proceso de que la gente no tragará entero en las próximas elecciones regionales y que se les está acabando el cuarto de hora a los corruptos. Muchos me dirán iluso, pero lo único que sé, es que a la gente le vamos a "cambiar el chip" y también sé que no será fácil. Todo proceso educativo es largo, dispendioso, pero no imposible. Si no, pregúntenle a los que hicieron la primaria por televisión, el bachillerato por radio y la universidad a distancia.

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